UN FIN DE SEMANA MÁS DE FOTOGRAFÍA

Este fin de semana me escapé por parajes curiosos con mi guía personal, Eduardo (mi
primo), alias Pichorga!! ;pp Una jornada muy curiosa de conocimiento de la provincia
de Ávila, desde un pequeño escondite para gente rica, privilegiada por poder tener una
atalaya del mismísimo Eiffel en su propia urbanización hasta comer en un antiaéreo de
la guerra civil española, y todo a unos pocos minutos de mi propia casa… impresionante. La jornada ideal para echar mano una vez más de mi amada Yashica
Electro 35. Siendo pues éste el resultado de la jornada.

En el interior de la urbanización de lujo ‘Ciudad Ducal’ por la carretera de Madrid,
urbanización ésta impresionante, de casas muy bonitas (no todas) con este pequeño
estanque al que rodean ardillas correteando por delante de todo el que pase.







Mola la sensación de potencia que tiene el agua en esta foto.



Este arbolito tan pequeñito está nada más y nada menos en la piscinita de la
urbanización, en la zona ajardinada que rodea la piscina para ir por allí en verano, como
unos campeones. (quien tuviera pasta para pasarse el veranito por ahí eh?)





Placa que precedía a la atalaya de Eiffel, poco más allá de la piscina. Aquí me quedé sin
carrete, y no pude fotografiar la atalaya con la cámara… ¿qué?, que putada ¿verdad?
Anda que si tanta leche y no veis la atalaya vaya un charlatan que sería ¿no? Jeje. Tocó
tirar de cámara de móvil, que para estos momentos son muy socorridas la verdad.





Arriba unas niñas con los perrillos, no cabe duda que si tu juguete de infancia es una
atalaya construida por Eiffel en una urbanización privada, eres una afortunada/o, esta
claro.







Las vistas desde la atalaya.





Aquí cargué carrete, y al correrlo salió una foto accidental, el único registro del
almuerzo encima de un antiaéreo.



Aquí, en estas trincheras y refugios anduvieron nuestros antepasados metidos en una
guerra sin duda fraticida. No muy lejos de aquí mi propio abuelo fue alcanzado por
metralla en el pie. Estamos en la zona de Peguerinos.

























Al terminar nos dirigimos a un parque de energía eólica, para ver molinos. Son
estructuras impresionantes. Lo increíble es que los que tenemos en Ávila son los
pequeños, ¡cómo serán los grandes! Impresionante.
El propio coche al lado del molino muestra lo grandes que son. El ruido de las aspas al
pasar (a una velocidad flipante) impresiona. La fuerza que tienen que soportar es tal que
si os fijáis incluso dobla las aspas, e incluso teniendo una velocidad de obturación
rápida (es decir, las aspas no deberían aparecer movidas) salen en movimiento. Increíble
como se pueden mover así de deprisa.









Finiquitando la jornada, la Luna ya asomaba, y de ahí a casita a descansar del aventureo.
Jornada muy grata, y todo gracias a mi querido primo Eduardo que me enseñó todos
estos sitios.


Tung desde Tunglandia.

8:29 p. m.

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